martes, 9 de junio de 2009

El sol de azul




















La montera ( o cúpula de cristal) es como un enorme reloj de sol que traza el paso del tiempo en nuestro patio. Gracias a los pequeños cristales azules, podemos seguir el ritmo de la primavera, el verano y el otoño, cuando la elevación del sol le permite asomarse al patio y saludarnos en azul.



































La tabla original indica que la casa "se levantó de cimientos" por Francisco Javier López Maldonado y se terminó de construir en 1729



















Estos angelotes son el antiguo bocallave del siglo XVIII del portón de entrada























 

















acuarelas de Ramón Herreros enmarcaban el pozo en 2004




























domingo, 7 de junio de 2009

La tinaja





En abril de 2004 durante las obras para habilitar habitaciones con terraza, los albañiles rompieron una de las tinajas antiguas tinajas de aceite que se hallaron en la casa semienterradas. Fue una época difícil, dolorosa. La fractura parecía irreparable. Durante un par de años busqué con tesón quien pudiera restaurarla. En vano. Incluso un día pensé en tirarla. Pero no lo hice. Me había resignado a que esta fuera la "ruina" de esta casa de principios del XVIII. Les decía a Beatriz y a Laura - No queda tan mal¿verdad?- mientras miraba los pedazos amontonados en una de las terrazas. Pero en mi fuero interno sentía  un profunda vergüenza, o pena. O una mezcla de ambas.

 Y cuando ya había aceptado que esto era así, que no tenía remedio, por azar, el año pasado, al cabo de cuatro años, alguien me dijo quién podía reparar la vasija. Al cabo de una semana la tinaja recompuesta se erguía de nuevo. En realidad yo sólo la había visto tumbada. Hace muchos años  estuvo erguida pero enterrada. El valor de la tinaja estaba en su utilidad, conservar el aceite. Ahora, en su grandeza, con su porte imponente, simplemente sirve para regalo de nuestros ojos y de mi corazón.  Como de costumbre, las cosas no suceden por casualidad sino en su y en nuestro momento.


Quiero acompañar esta pequeña historia con  un hermoso cuento de Las mil y una noches:


La tinaja rota 
Un pobre aguador iba cada día al manantial con sus dos tinajas colgando de los extremos de un palo que llevaba sobre los hombros. Vivía con las pocas monedas que obtenía con ello.
Una de las tinajas se agrietó, pero el aguador siguió con su diario recorrido aunque la tinaja rota llegaba con la mitad del agua.
Cierto día la tinaja le habló:
- Estoy avergonzada y te pido disculpas porque debido a mis grietas el agua se escurre y sólo obtienes conmigo la mitad de la paga que te correspondería. Sin embargo, en lugar de cambiarme por una tinaja nueva me has mantenido a tu lado.
- Hay algo que quiero mostrarte- le dijo el aguador-...fíjate en el camino.
La tinaja observó que en el lado izquierdo crecían muchas flores.
-Antes, cuando llevaba el agua hasta el pueblo- prosiguió el aguador-, recibía las mismas monedas por ambas tinajas. Pero cuando noté que te habías agrietado, vi que la tierra cobraba vida mediante el agua que perdías. No quise cambiarte, sembré semillas de flores a lo largo del camino y todos los días las has regado.
¡Gracias a ti los colores de las flores me alegran el camino!
Si no fueras como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear tanta belleza.























viernes, 15 de mayo de 2009

Rincones, horizontes, bóvedas

La fotógrafa Stella Rotger, nos regaló con esta hermosa foto que invita a la ascensión. Con ella abrimos y cerramos esta mirada a lo más próximo, a lo que se pierde en la lejanía, a las luces y a las sombras






















































la vega del Guadalete desde el baño del cuarto y mitad


















...y desde la cocina mientras preparamos los desayunos















La casa grande es el cubo blanco entre san Pedro y el castillo, que se asoma a la peña entre naranjos















la montera cubre esa joya que es un patio andaluz, nos permite ver el cielo durante el día o los luceros en la noche, siempre jugando con la luz



















mientras vamos subiendo la escalera descubrimos, al fondo de la galería, el cuadro Chateau de Salses de Ramón Herreros















desde el cuarto y mitad: naranjales a nuestros pies y cerros en el horizonte















la Alcoba



















las terrazas de el cuarto bajo con su antigua tinaja



















recorridos de luz: los detalles de cristal azul de la montera van coloreando el patio y marcan el paso del sol y de las estaciones